Tras despedirme de mis queridos padres en Vigo, volar a Madrid sin nada destacable, aquí viene lo bueno, los ochomil controles de Barajas. Tras pasar el mítico que pasa todo el mundo, que me mirasen el pasaporte 2 veces, y llegar por fin al ala del aeropuerto en la que se encontraba mi puerta de embarque, que estaba en la otra punta del aeropuerto (llegué como si hubiese hecho la marcha ASPANAEX, con la lengua fuera y cargada de cosas), me dice la azafata, oh te ha tocado un (con voz de hombre de negro), CONTROL ALEATOOOORIOOOOO. La señora que era más seca que un bacalao, se fue con mis billetes a no sé donde, volvió y me dijo si tendría algún inconveniente en hacerme ese control. Como para decirle que no a la tía, seguro que si me negaba ya tenía a cuatro policias nacionales apuntándome con la pistola y un puntito láser desde arriba en mi cara.
El caso es que el control aleatoriooooooo estaba en la otra punta del ala, y pensé en serio que o me remolcaban o no llegaba con todas las cosas encima, más abrigo, bufanda etc. Aparte la policia que me guiaba iba a 100km/h. Podrían haberle dado un dorsal y haberla patrocinado a la tía. Al llegar tuve que meter todas mis cosas en bandejitas como siempre, pasar el pc y la maleta de mano por la maquina y me dispuse a caminar hacia ellas cuando me dijeron EH! a quitarse ropa. Así sin más , sin unas copitas antes ni leches. Así que nada me quité los zapatos, las sudadera, la chaqueta, y quede en manga corta tiritando con la losa fría debajo de los pies en calcetines. Resulto que el agente que estaba mirando las maletas en la pantallita era también mujer, me vio temblando como una hoja, y se apiadó de mi. "Pobrecita, está tamblando, ponte la sudadera linda". El chico que tenía atrás,parecía no haber comido un bistec en su vida, por lo cual también debía tener un frío enorme se la empezó a poner, y le dijo "TU NO!! solo ella". El chico me miró con cara de, que suerte ser mujer, y yo me sentí mejor que las chicas de los anuncios de evax fina y segura.
Pero tras colocarme todas las capas de ropa, me esperaba lo mejor de todo. Un agente que parecía sacado de una tribu india sioux estaba con mi maleta de mano delante y una sonrisa "vamos a abrirla y a sacarlo todo". Me quedé blanca, y recordé los esfuerzos dignos de tetris que había hecho el día anterior para que cupiese todo. Aparte el tío iba sacando cosas y comentando, "oh que bonitos estos gorros de animales", "oh que gracioso el peluche"...por lo cual me alegré de no haber metido ningún tipo de ropa interior.
El caso, tras haber pasado todo con éxito, tenía que esperar las 2 horas de retraso con las que iba el vuelo, así que le eché pokerface y me senté al lado de una pareja de señores mayores que resulta que eran de extremadura, emigrados a USA desde muy jóvenes, y me contaron toda su historia, por lo que no tuve tiempo de aburrirme.
Ya en el avión (vaya avión) me tocó al lado de un señor, que tendría unos cuarentalargos y con el que estuve hablando todo el viaje, (cuando no dormía o veía la tele tenía delante). Iba a NY por negocios, tenía dos hijas, una de mi edad, y debí de recordarle a ella, porque una vez llegado a NY, me ayudó a pasar los controles (que no eran para tanto), me llevó hasta mi puerta de embarque a DC y hasta me invitó a un trocito de pizza con un agua. Un tío muy riquiño, le di las gracias por todo y ahí quedé abandonada en la puerta de embarque. El vuelo venía con 2h de retraso también (que raro). Así que me acerque al mostrador para pedir asiento, y el tío que me atendió, resulto tener familia gallega y hablar español! y aún por encima también era psicólogo! así que ya rellené hora y media de mi espera hablando con el tío. Creo que en mi vida hablé tanto de psicología (siempre evito el tema), pero dije o hablar o morirme en el asiento con esa gente que está semi desmayada o comiendo menús de hamburguesas enormes y cafés gigantes, así que le escuché todo el rollazo.
Finalmente conseguí llegar a DC, con tan mala suerte, que como venía dormida en el avión ni me enteré de en que número tenía que recoger mi maleta facturada. Así que tras recorrerme todo el aeropuerto me encontré en una superficie inmensa con 15 cintas llevando equipaje, el móvil sin línea, sin rastro de tío, con cansancio acumulado y ganas de llorar. Recorrí de una punta a otra buscando la cinta que llevase mi maleta, pregunté a un segurata al que no entendí ni papa,cuando por fin,mi tío me encontró y gritó mi nombre. Casi lloro, por fin había terminado el viaje. Encontramos mi maleta y nos vinimos a casiña. Allí ya me desmayé en cama pensando, God Bless America, la que me espera. Integrarte y mejorar ese inglés o morir.
Deica loguiño!!
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