El vuelo me entere que eran 6 horas y media en el mismísimo momento en que mi tía me llevó al aeropuerto, (tiene sentido porque cruzas todo el país de punta a punta), así que allí me vi, forever alone total, sin libro ni ordenador, sin comida, sin agua y sin nada, para pudrirme mil horas en infernal avión. Pero como soy una marmota y puedo dormir hasta encima de un árbol, me quedé seca en seguida y no me enteré de nada hasta casi aterrizar.
Allí me vinieron a recoger mis amigas casi con una cerveza ya abierta, y nos fuimos a dejar las cosas al hotelito. Nuestro pequeño palacio estaba en medio del barrio asiático de Los Angeles, y desde el coche no paraba de ver mil hoteles y restaurantes con nombres de caracteres inteligibles. Al llegar entramos en una habitación bastante acogedora, pero que era una sauna, con su estanteria llena de comics manga en japonés. Muy curioso y barato el sitio, para ser Los Angeles, que te cobran por una hora de parking en plena calle entre 2 y 10 dólares la hora. Sí, como estáis leyendo, un día gasté más pasta en conseguir un aparcamiento de 2 horas en una esquina entre dos contenedores con suelo de tierra que en comer. Una risa.
La verdad nos montamos el viaje bastante bien, porque nos dio tiempo a ver muchísimas cosas es 6 días. Nos recorrimos todas las playas de la costa como Redondo Beach, Santa Monica, Malibú, o la que más me gustó Venice Beach. En esta última playa había un paseo más largo que el de la playa de Samil de mi Vigo natal y puestecitos de lo más pintorescos vendiendo desde caricaturas de personas famosas hasta tatuajes temporales de Henna. Aparte noté muchísima diferencia entre la zona donde yo vivo (a 10 mins de DC), a California. Aquí a la gente le da igual cómo vestir, están cubiertos de tatuajes y piercings haciendo skate, surfeando o jugando al volley en la playa. Una pasada. En este estado esta legalizada la marihuana, así que hay las llamadas "farmacias verdes" donde por 40 dolares o más te venden un pellizco bajo el lema "marihuana curativa". También encontramos un circo de los horrores el cual promocionaba un enano cargado con una tortuga de 2 cabezas. Costaba solo 5 dólares, pero mis amigas les dio miedo entrar, así que me quedé sin ver a la mujer barbuda (con lo que me habría gustado).
Otro día fuimos a San Diego, una ciudad que hace frontera con Tijuana, con una gran zona vieja llena de tiendas y restaurantes totalmente mexicanos. También paseamos por la isla de Coronado, que está unida a esta ciudad por un puente, y vimos la cuesta donde se rodó una de las más famosas escenas de la película Top Gun. Contratamos un tour, que nos llevaban a todos los sitios que había que ver en una especie de busecito muy vintage y muy cuqui, pero con un conductor que estaba como una chocolater. La media de edad en ese bus era de 60 años, señoras más salidas que picaportes de viaje de jubiladas o yo que sé que, que andaban ligando con el busero, que hasta se puso un gorro y les hizo un baile sensual antes de arrancar. En esos momentos pensé si debería haberme traido un pack de cervezas para aguantar ese espectaculo propio de un club de alterne de lo más mediocre, o directamente droga dura, y miré con toda la furia ancestral que pude a mis colegas en plan "donde me habéis metido". El busero tenía un cubo al lado de su asiento para las propinas, y que decir que las señoras se lo llenaron, y apuesto lo que sea que aparte de dólares también le cayó algún que otro número con propuesta indecente incluida.
Otra cosa mala de Los Angeles aparte de sus timo-parkings, son las "taxes" a la hora de pagar algo. A 30 minutos de nuestro hotel había un super mall, lleno de tiendas outlets, en la que pasamos un rato consumista de lo más agradable. "¡¡ Una camiseta preciosa de Billabong a 9.99$" y luego llegas a la caja toda emocionada y te cobran 15...pero como!??! "taxes", señorita, impuesto estatal. Usted compra unas gafas de sol que le parecen una ganga y le subiremos casi 10$ el precio una vez llegada a la caja y con billetes en mano. Mamones...luego a mis colegas y a mi en el hotel, no nos salían las cuentas, y es que nos habíamos dejado 30$ cada una solo en las puñeteras "taxes". Grrr.

El séptimo día llegó mi despedida, mis amigas seguían hacia las Vegas para terminar en San Francisco, pero yo me tenía que volver porque en 4 días regresaba a España. Así que todas riquiñas con ojos legañosos, me acercaron hasta el aeropuerto con promesas de irnos a visitar a Brasil, Noruega y España algún día. Me dijeron que viva la Roci de España, cogí mi maleta y me fui con mucha penita. Porque aunque no me lo pueda creer, ya he llegado al fin de mi larga y estupenda aventura.
Deica Loguiño!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario