
Estas semanas estuve trabajando con una familia procedente de Rusia que tiene dos niños y una recién nacida.Viven en el barrio de moda del centro de DC, Dupont Circle. Se le conoce también por ser el barrio gay de referencia, con un montón de bares con la bandera de arcoiris y gente joven por todos lados. Está genial. La boca del metro impresiona bastante porque es un túnel gigantesco que cuando estás arriba del todo no sabes si te diriges a coger un tren hacia tu casa o a la mina de los 7 enanitos de Blancanieves.
El caso es que el niño mediano es un cerebrín y he pasado tanto buenos momentos con él como situaciones de posible estrangulamiento por mi parte. La guardería donde va está a 45 minutos de la casa, pero el paseo es bien bonito. He echado unos brazos que ni los de Schwarzenegger empujando su carrito. En una de estas, cuando a las 8 y media de la mañana llevábamos recorrido medio camino, me di cuenta de que me faltaba la tarjeta de acceso a la guardería, y tenía el american phone sin saldo, así que me tuve que meter la caminata de vuelta a la casa escuchando las quejas del niño. Tras media hora perdida, vuelvo a recorrer el camino hacia la guardería y el crío me dice que ha perdido una pieza de su lego, la cual le advertí que no llevase como buena gallega "vas perdelo". Pues ahí estaba con el niño llorando y gritando histérico que la pieza estaba por el suelo del camino y que diéramos la vuelta a buscarla, "why are you so mean with me?, turn back and find the piece", Así que, efectivamente, di la vuelta y nos pusimos a mirar todo el suelo entre una de las calles principales de DC llena de altos ejecutivos con sus maletines andando a toda pastilla. Estábamos casi llegando de nuevo a la casa, cuando el chaval se siente incómodo, mete la mano debajo del culo y encuentra la pieza de las narices. Siemplemente estaba sentado encima de ella. En esos momentos lo único que quieres es que Dios o alguien te de autocontrol para no terminar el la página 1 de sucesos del "Washington Post".
Otra día, pasando por delante del jardín de la White House, nos siguió una ardilla, así que me pare a hacerle carantoñas para que el niño se riera. En vez de eso el niño muy serio me dijo que parase, que las ardillas no son un juguete y podía treparme hasta las tobillos y mordermelos o arañarmelos y hacerme daño. En ese momento, aparte se sentirme bastante patética, miré al niño en plan "hola? quien eres? Benjamin Button en cuerpo de niño de 4 años??" Así que dejé a la ardilla en paz y proseguimos el camino mientras me iba diciendo el nombre de todos los presidentes que ha tenido Estados Unidos hasta ahora. Muy patriótico todo.

Otra cosa que tienen los gringos es que son educadísimos. Extremadamente educados. Todos los días tengo que coger el bus para trabajar a las 6:30, y sí hay un vecino cerca regando su jardín, aun que sea en frente de la calle, te saluda desde allí con la mano, una sonrisa y un buenos días. Si eso me pasa en Vigo corro en dirección contraria a la parada de bus,porque a ver si va a ser un loco violador, pero siendo en el pais donde las bolsas de Doritos vienen llenas hasta arriba, me siento segura. Es como en la película el Show de Truman, todo el mundo te saluda y todo el mundo te pregunta que tal estás, aunque sea la primera vez que te ve en la vida. Y lo mejor, al ser mujer sostienen la puerta y te ceden los asientos en el metro, hasta los adolescentes. Así da gusto.
Y nada más, a hacer la maleta, que me voy para Hollywood!!. A ver si me descubre un cazatalentos, me sube a la cima con una película vodrio a lo Crepúsculo, pero con un protagonista guapera, y me hago el agosto.
Deica Loguiño!!!
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