Para quien se pensase que me había quedado siendo abanicada entre palmeras por 3 cubanos gigantes extremadamente atractivos y sin parar de beber caipirinhas y mojitos,bañada por el sol y por el agua del mar, siento decepcionarle (aunque más decepción que yo no la tiene nadie), aquí estoy de vuelta en DC!!

El caso es que para la única mañana que mi familia se va a visitar un super aquario lleno de animalitos, y yo me decido a abandonar mi tumbona de piscina, tan cómoda ella,y hacer turismo con mochilita con sandwich, dineros y toalla, me cae la famosa (con voz de hombre de negro) TORMENTA TROPICAAAAAL. Iba yo andando contenta por las calles de la isla, cual Heidi por los prados de su abuelo, saludando a los caminantes que me cruzaba (sí, porque aquí todo el mundo por la calle si se cruza contigo te saluda aunque no te haya visto en su vida), apreciando la fauna y la flora del camino,cuando una nube negra se acerca y empiezan a caer gotas.

De repente veo a gente correr histérica a refugiarse bajo techo y gente que se monta en su coche y se pira. Y yo pienso, bo, siendo gallega unas gotas me van a asustar a mi? o carallo! y me meto en un frondoso y verde parque lleno de palmeritas bonitas. MALDITA LA HORA en la que me crei Breogán, porque me cayó un chaparrón que ni en mis 24 años viviendo en Galicia. Lo peor de todo esto es que hacía un calor, que podías freír un huevo en la carretera, y la lluvia que caía casi te quemaba la piel. Y de repente me vi sola y abandonada, debajo de una palmera (luego pensé que podría haber sido abatida por un coco mortal), mojada de los pies a la cabeza, sin una chancla (porque empecé a correr y me quedó en medio de la carretera) y con la calle completamente desierta. Para más inri pasa un camión con un negro simpático dentro que me saluda gritando partiéndose de risa. Y pensé, bueno, estas tormentas tropicales no deben durar mucho, será mejor esperar. Pero tras 45 minutos sin dejar de llover y ya con la piel a punto de caerse a rebanadas, me comí 30 minutos de vuelta al hotel pensando que odiaba Miami, sus tormentas tropicales del carajo, sus palmeras y sus negros burlones camioneros.

Deica loguiño!!
Las rociaventuras!! quien te vería ahí entre tanta pijería. Yo le habría hecho auto-stop al negro del camion jajaja pa la proxima kilos de crema, ya lo sabes, no quiero que te vuelvas a quemar y tener que reñirte otra vez!! Por cierto muy bueno el blog, me encanta ;)
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